lunes, 23 de junio de 2014

Apostándole a Pascal


Puedes creer en Dios; si existe, entonces irás al cielo.
Puedes creer en Dios; si no existe, entonces no ganarás nada.
Puedes no creer en Dios; si no existe, entonces tampoco ganarás nada.
Puedes no creer en Dios; si existe, entonces no irás al cielo.

Parece mentira que aún hoy haya gente que siga usando esto como argumento para "invitar" a la gente a creer en Dios. Es un argumento muy hueco y que no resiste el menor análisis. Vayamos a ver cada una de las mismas.

El argumento fue hecho por Blaise Pascal, quien además de ser un gran matemático también fue un fanático protestante. Esta famosa "apuesta" es utilizada por apologistas cristianos.

Hay que aclarar que la religión cristiana no se trata de simplemente creer. Para ganar el cielo además de creer es necesario cumplir con todos los mandamientos de la Biblia. La propia Escritura dice que "los demonios también creen" (Santiago 2:19). Hay que creer en Dios, pero también creer en Jesucristo y su sacrificio, reconocerlo como el Señor y obrar en consecuencia ("la fe sin obras está muerta"). Y parte de ese obrar incluye también el congregarse, aportar monetariamente a la iglesia y adoptar una moralidad. Entonces no es cierto que solo con "creer en Dios" alcance. Se trata también de llevar a cabo varios esfuerzos.

Eso significa que no se trata de "entonces no ganarás nada". Si la religión cristiana fuera falsa eso implicaría que la persona malgastó una parte importante de su tiempo y su dinero (su vida) en nada.

En segundo lugar ¿cómo se sabe que el Dios correcto en el que "hay que probar creer" es el judeocristiano? Las religiones abráhmicas en teoría adoran al mismo, pero la versión judía, la cristiana y la islámica de Dios son diferentes entre sí. Y yendo al caso de Pascal, el mismo era protestante, por lo que entonces se descarta la visión católica y ortodoxa. Pero al mismo tiempo ¿cuál versión protestante? ¿la anglicana, la pentecostal, la bautista, la calvinista, la luterana, la metodista, la presbiteriana, etc.? Aquí nuevamente vemos los centenares de contradicciones en que caen las distintas comunidades cristianas que incluyen también los requisitos necesarios para ir al cielo. Nuevamente lo que sería algo sencillo ("creer en Dios") se vuelve un problema gigante.

A esto hay que sumar que en algo en que coinciden todas las denominaciones judeocristianas es en que Dios es celoso y detesta la idolatría. En consecuencia el creer en el dios incorrecto sería un pecado imperdonable.

En tercer lugar ¿acaso Dios no conoce las intenciones de los hombres? ¿no podría diferenciar a quienes creen legítimamente de quienes solo lo hacen para salvarse a sí mismos? En este último caso estamos ante una creencia hipócrita y por conveniencia. No sería una genuina creencia el hecho de practicar una religión solo por sí las dudas. Y ahí viene la pregunta ¿Dios realmente la tomaría en consideración como digna de salvación?

En cuarto lugar sería moralmente reprobable decirle a alguien que le conviene creer algo para salvarse si no le resulta lógico ni racional creer en eso. Si la persona no encuentra motivos reales para hacerlo decirle que conviene hacerlo es más ilógico, más irracional, más irreal y obliga a la persona a ir en contra de sus principios. Desde luego ¿un dios moral y misericordioso no comprendería a quien honestamente no cree en él?

Por último la propuesta cae en una falacia desde el principio: Supone que tanto la existencia como la inexistencia de Dios están en igualdad de posibilidades. Y se limita también al Dios judeocristiano. ¿Por qué se debe partir de ese dios y no de otro?


Para cerrar la contra-oferta escéptica: La apuesta de Smith.

_Dios no existe. En este caso, los ateos estarían en lo correcto, por lo tanto serían los creyentes los que habrían perdido gran parte de sus vidas y de sus esfuerzos en agradar a un ser inexistente.

_Dios es un ser impersonal (deísmo). Dios creó el Universo y luego lo dejó a su suerte, sin intervenir en él. En este caso, ni el ateo ni el creyente tienen razones para preocuparse, pues este Dios ni premia ni castiga. En dado caso, aún los perdedores continuarían siendo los creyentes, pues habrían perdido gran parte de su esfuerzo vital en adorar a un Dios que no les escucha ni les presta atención alguna.

_Dios existe y es un ser moralmente elevado. En este caso, Dios no podría castigar a ningún ser humano que cometiera errores de conciencia honestos. Si la razón es la que hace llegar a la conclusión al hombre que Dios no existe, este no debería tomar represalias contra él. De hecho, quien más preocupado debería estar es el creyente, pues la lógica en términos básicos debería llevar al ateísmo, por lo cual la creencia ciega y deshonesta en Dios sería para Él un gran pecado.

_El Dios de los cristianos es el correcto, con su actuación moral y éticamente reprobable, que castiga a todo aquel que se atreve a dudar de Él, aunque esta duda esté basada en la lógica y la razón. Así, la vida de cada persona no sería importante, sino la simple adhesión a la creencia de Dios sea esta por razones honestas (escasamente hay quienes creen en dios como consecuencia del razonamiento y la meditación profunda en ese aspecto) o deshonesta (la mayoría, según Smith, lo hacen por la apuesta segura, por temor al infierno o por simple herencia cultural). Sin embargo, este Dios reprobable desde el punto de vista moral, podría fácilmente también convertirse en un Dios traicionero respecto a los cristianos pues, suponiendo que este disfrutara de alguna forma con el sufrimiento humano y no importaran para él las virtudes humanas, no habría en tal caso ningún impedimento para suponer que también lanzara a los cristianos al infierno, ya que para una mente inmoral la traición puede convertirse en un elemento de diversión.



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