martes, 29 de julio de 2014

Grassi y Bergoglio: El abusador tiene quien le escriba


Hace muchos años, cuando el obispo Jorge Mario Bergoglio ni siquiera soñaba con ser el Papa Francisco, cuando aún era jefe de la Conferencia Episcopal Argentina, tuvo lugar el escándalo sexual eclesiástico de la década.

El sacerdote Julio César Grassi, quien en la década anterior había logrado tener cierta trascendencia en los medios por su fundación solidaria Felices Los Niños y por su acercamiento al gobierno menemista, fue acusado en octubre del año 2002 de abuso sexual por niños de su fundación.

En el 2009 fue encontrado culpable de dos casos de abuso sexual y corrupción agravada de menores, sentencia que fue apelada. En septiembre de 2013, la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires confirmó la condena de 15 años de prisión y ordenó su detención.

Gracias a una investigación periodística se supo que Grassi desde el Penal de Campana sigue manejando la fundación a su antojo. Mientras el hogar de niños está en la miseria, con comida en mal estado y pésimas condiciones habitacionales, el cura en la cárcel tiene su propia oficina con lujos, mientras maneja los alimentos donados. No van a parar a los niños, sino a los presos, para de esa manera buscarse el favor. Eso sin contar con sus estafas telefónicas.

A continuación el informe completo:


Lo que no muchos recuerdan es que en el año 2011 salió a la luz un libro en dos tomos llamado Estudios sobre el caso Grassi, escrito por el jurista Marcelo Sancinetti. La contratapa del libro deja en claro:

"La Conferencia Episcopal Argentina encomienda la realización de un dictamen al profesor Sancinetti, consistente en un estudio del procedimiento en el que fue perseguido penalmente, enjuiciado y condenado respecto de dos hechos de abuso sexual (referidos a un denunciante) y absuelto por muchos otros (referidos a otros dos denunciantes) el Reverendo Padre Julio César Grassi"

(la noticia reflejada en Clarín y Página 12)



Este libro fue distribuido entre los jueces quienes, por lo visto, no le dieron entidad alguna.

Uno de los abogados defensores de las víctimas de abusa acusa a Bergoglio de no haberles dado apoyo nunca. Y el propio Grassi admitió que Bergoglió nunca le "soltó la mano".

1 comentario:

  1. Argentina, lamentablemente, no existe justicia. Se resuelva en un sentido u otro, nunca podremos estar seguros.

    Por un lado, tenemos a los denunciantes. Una causa armada por una pperiodista judía Miryam Lewin, ex montonera y compañera de Galimberti y Corcho Rodríguez, quienes tiempo antes habían perdido un juicio millonario con el sacerdote por no haber entregado a su fundación el dinero recaudado en el programa de Susana Giménez utilizando el buen nombre del P. Grassi y su fundación.

    Por el otro lado, tenemos que las acusaciones y testimonios cayeron por tecnicismos y chicanas judiciales, y no porque se demostrara su falsedad o la inocencia del Padre. Claro que, lamentablemente, en la Argentina de hoy, muchas veces, es el único recurso que queda aún teniendo la razón. Es triste pero es así.

    La actuación de la Jerarquía y de los superiores salesianos tampoco ha sido ejemplar. Aunque sea, aún cuando no quisieran jugarse por el sacerdote, debieron haber exigido un juicio justo, la no politización del caso y haber hecho lo imposible por conservar su admirable obra apostólica. Por el contrario, se lavaron las manos y hasta le negaron asesoramiento legal que debió ser soportado por amigos, mientras la fundación fue objeto de la rapiña política.

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